Desde el cabezal del Monte de Faro podemos avistar, a poniente, toda la costa Atlántica entre Póvoa de Varzim y Esposende. Incluso frente al antiguo pueblo de Fão, Ofir y sus petrificados "caballos", y la ciudad de Esposende en el estuario del río Cávado.
En esta punta meridional de la cima fósil, el macizo rocoso que caracteriza la geografía de la costa, recibe el nombre sugestivo de Monte do Faro. Aquí, a hacer fe en la documentación medieval - subtus mons Faro - habrá existido una atalaya y un faro o un hueco, con la misión de vigilar y transmitir hacia zonas del interior, posiblemente para el Castillo de Faria, lo que pasaba alrededor de la desembocadura del Cávado en momentos de acoso de fuerzas hostiles a la región.